“Imagina que, apresurado, caminas por túneles. Llevas un electro-binocular en tu mano y ves pasar rápidamente un droide astromecánico azul. Mientras caminas, escuchas unas explosiones lejanas que siguen un patrón. Bajas un poco la velocidad de tus pasos, pero te desbalanceas por un movimiento del suelo similar a un leve temblor. Apuras tus pasos para llegar a tu trinchera e informar lo que ves en la distancia.
El equipamiento y las armas de tus compañeros están llenos de escarcha por el clima bajo cero del planeta. Aunque el día está despejado, el frío se cuela entre las partes más delgadas de tus botas. Diriges tu mirada al horizonte, justo debajo de las montañas, y con esfuerzo ves unos puntos oscuros que se mueven. Con mucha dificultad mueves los dedos, ya que los guantes que te protegen están congelados, y apuntas el binocular hacia ellos. Ves una estructura piramidal. No le encuentras ningún sentido. Rápida e instintivamente, sigues la columna que nace del centro de la estructura y ves una especie de búnker caminando hacia ti, pero sigues sin entender nada. Retiras el zoom y ves con claridad que un grupo de esos tanques caminantes viene en la misma dirección. Lo reportas rápidamente como un pod de carreras. Con miedo, tomas tu arma. El suelo sigue vibrando bajo tus pies. Luego de un suspiro, te unes a tu pelotón en la trinchera.”