Hola amigos, bienvenidos nuevamente! Hace tan solo unos pocos días les presentamos a Nando Rodríguez, embajador de Brick Amigos RLUG, de El Salvador. Como agradecimiento a la entrevista, Nando ha querido compartir con todos ustedes una pequeña reseña: ¿Cuántos de nosotros, coleccionistas, hemos pasado por el Armamagedon en nuestras vidas? Quién no ha pasado por ese momento de nuestra infancia cuando nuestros padres nos regañaron y pidieron que guardáramos nuestros juguetes luego de haber visitado reinos remotos o paradisiacas playas con nuestra imaginación todo un día y luego pasaba mucho tiempo sin que nos acercamos a ellos por estar castigados y, sin saberlo, esa iba a ser la última vez que jugamos con ellos…
Pasamos los días, meses o incluso años sin sacarlos del lugar donde los pusimos. Lo que habíamos armado y nos había divertido en muchas ocasiones, quedó abandonado en un lugar oscuro desde donde esperaban inmóviles el momento en que volverían a ver la luz del día para dar un significado nuevo a nuestras vidas. Siendo este momento un reencuentro del juguete con el motivo y destino para el cual fue hecho: entretener en momentos de aburrimiento o esparcir la mente que caiga en cansancio de las labores.
¿Pero qué tiene que ver el set The Mandalorian´s N-1 Starfighter (75325) con la introducción a esta reseña? En realidad, todo. La nave de la guardia de Naboo modificada por Din Djarin y Peli Motto nos recuerda que a pesar de ser una nave muy antigua todavía se pueden hacer muchas cosas con algo que ya estaba en desuso. No profundizaremos en el tipo de construcción, o en la experiencia de armado, a estas alturas, sobran reviews sobre dichos temas. Pero me enfocaré en lo que nos dice a cada uno de quienes hemos reencontrado nuestros juguetes luego de años de haberlos tenido en el olvido.
En The Book of Boba Fett vemos como la N-1 pasa de ser una nave tirada en el abandono a ser la nave que nos hizo regresar a todo el fandom a Mandalore. La N-1 fue armada poco a poco, se utilizaron piezas antiguas y modernas dando como resultado una modificación que le da mayor velocidad manteniendo siempre su maniobrabilidad. Incluso esto se ve evidenciado en la misma construcción del set, ya que se utilizan piezas muy antiguas como por ejemplo el primer e icónico blaster de Boba Fett es una sencilla pieza que nos acompaña desde 1982. Como también la polea que recuerdo haberla visto por primera vez en el set R.E.S.Q. (6445). En contraposición con piezas muy nuevas como los Arcos invertidos 1×2 o 1×3 que fueron creados en el 2021 apareciendo en la Fender Stratocaster o las tiles 2×6 cuyo molde fue creado en el 2019 siendo ahora una sola pieza no como antes que teníamos que buscar cubrir los mismos tus haciendo combinaciones de 1×6 o de 2×4 y un tile de 2×2 etc…
Normalmente, cuando construimos tratamos de buscar la simetría en nuestros MOC´s con el fin de buscar una armonía visual distinguible entre otras construcciones, sin embargo, este set nos recuerda que no es necesario y nos demuestra que lo atractivo a los ojos también puede construirse de varias perspectivas, que no puedan ser perfectas, pero en conjunto formen matices ordenados al ver la obra en su conjunto y no solo por piezas separadas.
Lo anterior es precisamente lo que está detrás de una construcción hecha de varias partes o de piezas de muchos sets diferentes, a pesar de que ellas hayan sido pensadas para otro objetivo. Incluso aquellas piezas que han sido descoloridas por el paso de la luz del Sol o por el simple uso pueden utilizarse para dar texturas y detalles que las piezas nuevas y «brillantes» no pueden ofrecer, todo depende de la mano y mente del constructor que llevemos dentro de nuestro ser. Podríamos interpretar que este set es prácticamente un llamado a los coleccionistas para saber valorar y cuidar nuestras creaciones más antiguas, a valorar las piezas que tenemos olvidadas o guardadas.
Concluyo afirmando que si está N-1 restaurada en tono zamak, con pequeños detalles de Naboo, fue la que nos llevó a revisitar un planeta que creíamos condenado. Solo confiando en la reconstrucción de una nave en la que ni Mando se fiaba pudimos alcanzar la superficie cristalizada luego de la Noche de las Mil Lágrimas. Solo después de eso, el fuego de La Gran Forja de Mandalore volvió a encenderse por las manos de lady Krize con la herrera para que recibiera de nuevo a los mandalorianos exiliados al ritmo del golpe del Beskar de sus brazos mientras unánimes gritaban: «FOR MANDALORE»
Un abrazo
Nando Rodriguez